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INTIA ofrece diez recomendaciones para una buena campaña de cereal

Aplicando los resultados de algunas de las acciones de LIFE-IP NAdapta-CC, varios de estos consejos hacen referencia a la necesidad de diversificación, tanto de cultivos como de variedades, así como la necesidad de conocer bien la parcela, su suelo y posibles riesgos.

14-09-2022


La sociedad pública INTIA ha propuesto recientemente una serie de recomendaciones a tener en cuenta a la hora de afrontar una campaña de cereal, más si cabe en años tan difíciles como éste en los que el sector cerealista se ha visto obligado a lidiar con condiciones meteorológicas extremas y el progresivo incremento de costes.

En este sentido, en relación con el cereal, LIFE-IP NAdapta-CC aborda, entre sus acciones del área de agricultura y ganadería, la adaptación al cambio climático desde la gestión del agua en el sector agrario (acción C4.2); la adaptación ambiental al cambio climático del material vegetal (acción C4.3); y un sistema de alerta de plagas a través de la App de la Estación de avisos (acción C4.4).

Así, por ejemplo, se han realizado ensayos para mejorar la eficiencia en el uso del agua de riego, fomentar el ahorro de este recurso limitado y se han puesto en marcha cuatro ensayos con aspersores a baja presión en maíz; también se han puesto en marcha ensayos de comparación de variedades de cereales, girasol y hortícolas con el fin de identificar las variedades mejor adaptadas a estrés hídrico y episodios extremos relacionados con el cambio climático. Además, con la colaboración de LIFE-IP NAdapta-CC, INTIA ha desarrollado una APP para la Estación de Avisos que alerta del riesgo de plagas y enfermedades vegetales emergentes.

Consejos

1.- Preparar un buen lecho de siembra. Un paso inicial importante para obtener el óptimo de nascencia, un alto porcentaje de implantación y un buen desarrollo en las primeras fases. Con esta acción se consigue optimizar al máximo el potencial de la semilla. Conviene igualmente adaptar el laboreo a cada zona y tipo de cultivo. 

2.- Ajustar las dosis de fertilizante. Para ello hay que calcular la dosis según el rendimiento medio de la parcela y repartir la dosis de tal manera que el cultivo la aproveche al máximo. Una buena herramienta complementaria es realizar análisis de suelos y, en base a ese análisis, ajustar la dosis. Se podrá lograr un mayor ahorro, algo que se agradece en el actual contexto económico.

3.- Registrar las incidencias de las parcelas. Es clave haber anotado en la cosecha previa qué problemática ha persistido en la parcela (malas hierbas, plagas, enfermedades, etc.) para poder actuar al año siguiente. Y hacerlo incluso desde antes de la siembra o en pre-emergencia.

4.- Vigilar la posible aparición de enfermedades. Aunque el intenso calor y la primavera seca de este año hayan mitigado la aparición de enfermedades como la roya amarilla, septoria, mal de pie o rincosporium, no conviene confiarse, y es importante estar vigilante permanentemente a los avisos y recomendaciones.

5. Diversificación de variedades. A nadie se le escapa que puede venir un año negativo para una variedad determinada y que, si se ha optado por esa única variedad, el resultado puede ser desastroso. Por suerte, el catálogo de nuevas opciones cada año es más amplio y esta campaña tan irregular ha demostrado que se empieza a disponer de variedades que genéticamente se pueden adaptar a situaciones anómalas. Es la evidencia de que se cuenta con materiales que se van a poder comportar de una manera positiva ante este tipo de escenarios climáticos nada habituales.

6.- Diversificación de cultivos con la introducción de oleaginosas o leguminosas. Es uno de los métodos más sencillos y eficaces para aumentar la productividad, se consigue romper ciclos de malas hierbas, y, en el caso de las leguminosas, permite aportar nitrógeno al suelo.

7.- Avances tecnológicos, unido al conocimiento básico. Apostar por la digitalización (abonadoras y pulverizadores variables, mapas de rendimiento, alertas de estación de avisos, etc), será de gran ayuda en todas las etapas del desarrollo del cereal, pero sin que eso conlleve dejar de lado de todo el conocimiento básico adquirido de los cultivos y sin descuidar las recomendaciones. Los conceptos básicos serán elementales en una adecuada toma de decisiones. 

8.- Sembrar cada variedad en la fecha indicada. No se debe olvidar que a una variedad determinada le corresponde una fecha de siembra concreta. “Cuando contamos buenas variedades para sembrar el 15 de octubre y otras para el 15 de noviembre, si los sembramos en la misma fecha, es muy probable que una de las variedades no ofrezca el resultado esperado”. Es importante saber ajustar y posicionar cada variedad en su fecha de siembra, lo que ayudará también a evitar problemas como el de los hongos. 

9.- Diferenciar rusticidad de plasticidad. Las variedades rústicas son aquellas que se adaptan bien a condiciones difíciles o áridas, pero frente esta característica, van apareciendo las variedades plásticas que tienen una mayor flexibilidad: es decir, son capaces de adaptarse a condiciones malas, pero cuando tienen que responder en condiciones buenas, son las mejores. La variedad rústica tiene un límite productivo y en condiciones adversas llegará a su máximo, pero no así en una buena campaña. Sin embargo, la variedad plástica, genéticamente novedosa y cada vez más presente en Navarra, se adapta de mejor a ambos escenarios. 

10.- Seguir las indicaciones del personal técnico de asesoramiento de INTIA. Su conocimiento profesional, en contacto permanente con el sector agrícola, se nutre además de los resultados que se obtienen de los distintos ensayos de experimentación sobre variedades, fertilizantes, herbicidas o tratamientos específicos que la sociedad pública realiza desde hace más de 40 años, tanto en fincas propias como en parcelas cedidas por explotaciones agrícolas en las distintas zonas de Navarra.

 

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