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Balance de la novena jornada del curso ‘Emergencia climática: la adaptación como una herramienta eficaz frente al cambio climático’ 

Esta sesión, titulada ‘Efectos del cambio climático en la salud’, contó con ponencias sobre el polen, los impactos en salud del cambio climático y los insectos vectores y la transmisión de enfermedades.

10-03-2023


La novena jornada del curso ‘Emergencia climática: la adaptación como una herramienta eficaz frente al cambio climático’, tuvo lugar el pasado martes, 7 de marzo de 2023.  

A esta formación gratuita se han inscrito ya más de mil cien personas, y es fruto del convenio de colaboración entre la Dirección General de Medio Ambiente, a través del LIFE-IP NAdapta-CC, la Delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en Navarra y el centro asociado de Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Tudela.  

La charla comenzó con una breve introducción a cargo de Miguel Ángel González Moreno, del proyecto LIFE-IP NAdapta-CC y técnico en el Servicio de Economía Circular y Cambio Climático de Gobierno de Navarra, quien presentó a las personas ponentes de esta novena y antepenúltima jornada.

El polen con el cambio climático

Comenzó la jornada Ana Isabel Tabar Purroy, jefa del Servicio de Alergología en el Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), presentando la relación del polen con el cambio climático, con el modo de vida y con la contaminación, y su importancia en la salud. Expuso, en primer lugar, las principales enfermedades alérgicas, su prevalencia y gravedad, en las que el polen destaca como el primer causante de alergias respiratorias.

Continuó hablando de los efectos observados en las últimas décadas desde el punto de vista de la alergología, relacionados directamente con la plantación de cupresáceas, plataneros o abedules (especies no autóctonas) en entornos urbanos.

Posteriormente apuntó a la variabilidad de taxones y a la concentración de determinados cultivos en zonas de Navarra, al adelanto de la floración de los cultivos como el olivo o el aliso debido al cambio climático. También quiso hacer mención a los hongos como es el caso de la Alternaria alternata, ya que los captadores colocados para el polen captan muchas de sus esporas que también colonizan cultivos.

Estrella Miqueleiz Autor, responsable del área de salud del Proyecto LIFE-IP NAdapta-CC en el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) explicó qué acciones se están desarrollando en el marco de LIFE-IP NAdapta-CC en cuanto al área de salud.

Así, el área de salud del proyecto se está trabajando varias acciones, cuyos factores están relacionados con el cambio climático puesto que tienen más impacto en la salud de la población. Estas son: las altas temperaturas en la población general, las altas temperaturas en la población trabajadora, la calidad del aire y contaminación atmosférica, los riesgos emergentes, los vectores de transmisores de enfermedades y la vigilancia del polen.

En concreto, Miqueleiz se centró en la acción C5.6 cuyo objetivo es mejorar la vigilancia de la composición del polen y la variación de los períodos de polinización en relación con el cambio climático. “Para ello contamos con un plan de control palinológico, en el cual hacemos unos recuentos diarios que nos sirven para ver la variación en los calendarios de polinización y tener un calendario polínico. Y durante los meses de primavera se realizan unas previsiones semanales dirigidas a la población para reducir el impacto sobre ella”, destacó.

Actualmente se cuenta con tres captadores por la variabilidad geográfica, ubicados en Santesteban/Doneztebe, Pamplona y Tudela, realizando los recuentos durante todo el año. La información relativa a las alertas o previsiones se difunde a través de distintos canales para facilitársela a la población.

Impactos del cambio climático en la salud

Posteriormente Cristina Linares Gil, codirectora de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano en el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) del Ministerio de Ciencia e Innovación, presentó su ponencia ‘Impacto del cambio climático en la Salud Humana’, haciendo hincapié en la amenaza que el cambio climático constituye ya para la vida de muchas personas.

“Nos dedicamos a cuantificar todos los impactos en salud que tienen los extremos térmicos (olas de calor y de frío), la contaminación atmosférica química y también la contaminación acústica, riesgos que cada vez son más evidentes para la población”, subrayó Linares Gil.

En un primer momento, quiso aclarar por un lado la diferencia entre tiempo (condiciones atmosféricas que ocurren de forma loca en periodos cortos de tiempo) y clima (momentos regionales y hasta globales de temperatura, humedad y precipitación en periodos largos de tiempo). Y, por otro, entre calentamiento global (tendencia del incremento de temperatura promedio del planeta, provocada principalmente por la acción humana) y el cambio climático (una amplia gama de fenómenos globales también producidos principalmente por la acción humana).

“Estamos viviendo un momento de emergencia climática. Y podemos, no revertir, pero sí ralentizar las consecuencias de este cambio climático. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o IPCC nos queda una década para tratar de minimizar los peores efectos o impactos del cambio climático. Estamos en un punto de inflexión hacia una atmósfera sobrecalentada o de estabilización del clima de la tierra”, aseguró.

También presentó qué tipo de personas o sociedades son más vulnerables a los efectos sobre la salud del cambio climático. Por un lado, se puede distinguir una distribución geográfica. Así, apunta a los habitantes de pequeños estados insulares o de zonas costeras debido al aumento del nivel del mar; a habitantes de zonas de climas singulares como zonas de montaña o polares; también habitantes de grandes ciudades y zonas urbanas afectadas por las islas de calor que se dan en los meses de verano y por la contaminación atmosférica que genera el tráfico; y habitantes de zonas áridas o regiones más pobres.

Una segunda distribución se centra en la vulnerabilidad personal, basada en las características personales y sociales: en función de la edad, del género, del nivel socioeconómico o del nivel de salud. Además, también existe un grupo de migrantes climáticos, especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático, que se ven obligados a emigrar a otros territorios.

Una tercera clasificación es por sistemas de salud, donde zonas con infraestructuras o sistemas de salud deficientes o poco preparados para los riesgos del cambio climático los sufrirán más. En este sentido, destacó que “los habitantes de la zona mediterránea o del sur de Europa son una población especialmente vulnerable a los riesgos e impactos del cambio climático”, destacó.

Cristina Linares recordó que “el cambio climático no causa nuevas enfermedades, amplifica y redistribuye las ya existentes”. Así, expuso que entre 1950 y 2012, los desastres relacionados con el clima (hidro-meteorológicos), los que tienen que ver con la alteración de fenómenos atmosféricos en relación con el cambio climático, son los que más han incrementado, y no tanto los desastres geofísicos (volcanes, terremotos…).

Este tipo de fenómenos meteorológicos extremos por acción del cambio climático, como por ejemplo inundaciones en la zona de Levante, provoca en la salud daños directos como traumatismos y lesiones, no tanto muertes como puede ocurrir en países más empobrecidos. Además, apuntó que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) está poniendo mucho hincapié en que se comience a registrar que el estar expuesto a este tipo de fenómenos también hay daño a la salud mental (ataques de ansiedad, episodios de estrés postraumático, depresión, enfermedad o trastorno mental y la pérdida de adherencia a tratamientos)”. Además, recientemente se ha acuñado un nuevo término para la angustia psíquica o existencial provocada por la degradación del medio ambiente: Solastalgia.

Otro riesgo importante para la salud de la población viene relacionado con las condiciones de sequía, que afecta al suministro y a la calidad del agua y a los alimentos que se riegan con esa agua de peor calidad afectando a la seguridad e higiene del sistema alimentario. Además, intensifica los efectos de los incendios y de las olas de calor, que causan problemas de salud mental.

Por su parte, expuso que la contaminación atmosférica además de la mortalidad que produce también aumenta los casos de cáncer de pulmón o mama, entre otros, afectación de enfermedades neurodegenerativas, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, diabetes y obesidad, nacimientos prematuros y de bajo peso… Además, la contaminación atmosférica aumenta hasta 27 veces el poder alergénico del polen.

Por último, las olas de calor no solo afectan a los golpes de calor, ya que el aumento de la mortalidad provocado por un agravamiento de otras patologías como de tipo cardiaco, de tipo renal, de enfermedades por desequilibrio electrolítico o enfermedades crónicas psiquiátricas.

Cristina Linares concluyó aportando tres ideas: La crisis climática es una crisis de salud y constituye un grave problema de salud pública; las personas más vulnerables por sus condiciones de vida y sociales son las que más ven afecta su salud por la crisis climática, que aumenta las desigualdades e inequidades en salud; y la acción por el clima tiene numerosos cobeneficios (beneficios colaterales) en la salud de las personas y las comunidades (puede prevenir y evitar enfermedades y muertes).

Especies invasoras de mosquitos e implicaciones en la transmisión de enfermedades. Vigilancia ciudadana con la App Mosquito Alert

La última de las ponencias fue a cargo del experto entomólogo Mikel Bengoa Paulis, representando a Mosquito Alert, la plataforma de ciencia ciudadana creada para investigar y controlar a los mosquitos vectores de Zika, Dengue y Chikungunya. El también gerente especialista de mosquitos en Anticimex España y miembro de la Red Nacional de Entomología Digital (ReNED), comenzó explicando el papel de los mosquitos en la historia de la humanidad, cuya presencia se remonta a la época de los dinosaurios. Y es que la presencia de mosquitos ha influido en la elección de lugares para asentamientos humanos y en el desarrollo científico.

Desde el s.I a.C, en China, la malaria retrasó el desarrollo del sur del país; en el s. III las tropas de Aníbal también se vieron diezmadas por la malaria a las puertas de Roma; y ya en el s. XVIII, hechos históricos como la defensa de Cartagena, la independencia de EEUU y la colonización de Australia se vieron afectados por la malaria o la fiebre amarilla. Posteriormente, la construcción del Canal de Panamá en el s. XIV sufrió pérdidas millonarias por la cantidad de brotes de fiebre amarilla. Y es que los mosquitos en la actualidad matan a 725.000 personas en el mundo cada año por las enfermedades que transmiten.

Bengoa continuó haciendo una introducción a las especies de mosquito invasoras en España, donde están descritas 65 especies de mosquitos de las que tres se consideran invasoras (Ae. Albopictus, Ae. Aegypti, y Ae. Japonicus). El Ae. Aegypti se consideraba minimizado hacia 1.960 gracias a las antipalúdicas, sin embargo, en los últimos cinco años se han detectado dos brotes en las Islas Canarias (Fuerteventura y Tenerife), procedentes del transporte de mercancías en barco; el Ae. Albopictus está perfectamente establecido por todo el sur de España y la cornisa mediterránea, Baleares, y algunas zonas de interior como Madrid, valle del Ebro y País Vasco. El Aedes Japonicus se detectó en Asturias a través de la App Mosquito Alert, y después en País Vasco, Galicia…

Pero, ¿qué métodos de dispersión utilizan los mosquitos invasores? Bengoa explicó que la mayor parte de los desplazamientos los realizan en forma de huevo, los cuales pueden aguantar más de 6 meses. El comercio internacional de neumáticos usados ha sido el mayor método de dispersión. Además, los pequeños desplazamientos los realizan ya como adultos en vehículos particulares.

Por otra parte, los mosquitos invasores son especies que se adaptan rápidamente a nuevos entornos por su plasticidad y adaptabilidad climática. Crían, por ejemplo, en un árbol tras un día de lluvia.

Después, Bengoa comentó también las implicaciones del cambio climático en los mosquitos y en las arbovirosis. Y es que el aumento generalizado de las temperaturas, por ejemplo, hace que del desarrollo de las larvas sea mucho más rápido, aumentando también el número de puestas por temporada, colonizando nuevos territorios, aumentan su periodo de actividad y demás disminuye su mortalidad en invierno.

En cuanto a las enfermedades, la multiplicación de patógenos es más rápida, y también disminuye el periodo de incubación. Además, en cuanto a la interrelación mosquito / enfermedad, se producen cambios de especia vector, así como el denominado efecto “overwintering”, esto es, que un mosquito infectado por dengue que picó en octubre pueda picar a otra persona y transmitirle la enfermedad meses más tarde. Y, por último, la transmisión vertical, puesto que una hembra infectada que pone huevos, transmite la enfermedad a esas larvas.

Finalmente, Bengoa cerró su ponencia hablando de la App Mosquito Alert. Una plataforma de ciencia ciudadana que tiene como objetivo estudiar, vigilar y ayudar a controlar los mosquitos invasores. Se trata de aplicación que permite sacar una foto a un mosquito para que un grupo de experto valide después qué tipo de mosquito es. Todos esos datos pasan a mapas interactivos de gran utilidad para la ciudadanía.

La App cuenta con más de 350.000 usuarios que han descargado la aplicación gratuita y que han enviado más de 50.000 incidencias relacionadas con el mosquito tigre.  Así, este sistema de monitorización ha permitido identificar Aedes Albopictus en Andalucía y Aragón; ha logrado también la primera identificación de Aedes japonicus en España, así como se ha constatado la expansión de especies autóctonas como Aedes Vittatus en Galicia.